Cómo protege el galvanizado nuestros remolques
Para proteger el acero con el que están fabricados nuestros remolques, se someten a un proceso llamado galvanizado. El chasis de acero, una vez limpiado en un tanque de ácido y después aclarado y secado, se sumerge en un tanque de zinc fundido. A una temperatura de unos 450º, el zinc fundido se adhiere al acero proporcionándole una capa protectora. Tras enjuagarlo, secarlo e inspeccionarlo, el chasis queda listo para el montaje final y la incorporación de los ejes, ruedas, frenos, luces y demás componentes.
Cuando sale del proceso de galvanizado, el chasis es brillante, pero este brillo se desvanece a medida que el revestimiento de zinc se oxida al exponerse a la intemperie. Esto es perfectamente normal y no afecta a la protección que proporciona el recubrimiento de zinc.
En los últimos años, los productos químicos utilizados en el proceso de galvanización se han modificado para reducir su impacto medioambiental, lo que ha provocado que los remolques pierdan su brillo más rápidamente que antes, pero tampoco afecta a la protección que proporcionan. Sin embargo, especialmente en los meses de invierno, cuando se utiliza sal y otros elementos corrosivos en las carreteras, es importante lavar regularmente el remolque para eliminar estas sustancias corrosivas y mantener su apariencia.